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mercredi 9 juin 2010

Hay que saber elegir las batallas…

Ayer les dije que hoy me iba a dedicar a comentarles que pienso yo sobre los consejos recibidos acerca de la mala praxis, que a más de uno no le va a gustar, pero como decía un personaje Samurái de una película que vi cuando tenía 12 años:

“… porque tú no entiendas lo que pienso, no significa que yo esté equivocado…”

 

Muchas veces, por no decir siempre, soy de las que van al frente y arremeten contra todo y contra todos…

Me he dado la cabeza contra la pared algunas veces, pero he aprendido de los golpes.

También he aprendido que a veces, ganar una batalla no significa siempre ganar la guerra.

Como ya saben, si no se estarán enterando ahora, hace más de un mes que estamos padeciendo la inoperancia, la imbecilidad, la falta de profesionalismo y del complejo de creerse dioses del Olimpo intocables e infalibles, de unos que se hacen llamar “doctores en medicina”… Algunos, no todos son iguales, soy sincera. Toda regla tiene su excepción.

Yo he sido una mera espectadora que he observado sentada, desde mi wheelchair, como mi hermana menor se ha transformado en una leona y ha defendido a su cachorro con uñas y dientes.

Sé que se ha enfrentado a un puñado de “profesionales” que se creían que las sabían todas y de repente se encontraron con un caso que se “les salió del librito”, y que de no ser por la perseverancia, el “sentido común” y el instinto de madre, tal vez las cosas se hubieran transformado en una desgracia.

Hubo idas y venidas, hubo gritos y enfrentamientos, y hubo reconocimiento de la parte “profesional” de errores grosos que por suerte, según parece, fueron subsanados…

Quedó constancia escrita de los pasos que se siguieron y que terminaron en una cirugía mayor donde se cometieron errores, y que a los 25 días se vieron las consecuencias de esos errores, y encima, se sumó una complicación más que solo ocurre una vez en un millón (palabras del cirujano), más en un niño de 9 años.

Y mi hermana, ante mi insistencia de que estas cosas no deberían haber pasado, y que algo habría que hacer, me dijo:

No tengo los medios, la paciencia ni las ganas de seguir gritando, peleando ni discutiendo.

Si vos tenés la plata, las ganas y querés pelearte, hacelo vos.

Las cosas pasaron, y pudieron ser peores, pero no fueron así.

Eso sí, dejé constancia y les aclaré a los médicos que si le llega a pasar algo a mi hijo, que se preparen, porque ahí sí que me van a conocer…

Estoy cansada y quiero que esto se termine ya.

Mi hijo está bien y eso es lo que me importa ahora…

Punto.-

Ante ese razonamiento, dejé de presionar y me senté a ver “the big picture”, como dicen los yanquis, toda la imagen, todo el panorama.

¿Lo que yo haría? Obvio que si tuviera el dinero, la paciencia y los medios físicos empiezo ya un juicio.

Pero la realidad es otra.

Vivimos cautivos de un sistema de salud precario.

Yo, como buena plebeya, no tengo obra social, ¡bah!, cobro una pensión por discapacidad cuya “obra social” es el famoso Profe, el sistema federal de salud.

Soy, somos, toda mi familia, pacientes del Hospital público. Si nos pasa algo y no tenemos dinero para pagar una consulta privada – que es lo que pasa la mayor parte del tiempo -, tenemos que ir al hospital aunque no sepamos si salimos vivos, pero es lo que hay.

Pueblo chico, infierno grande. Nos conocemos todos, y nos encontramos en el Hospital público, en el Sanatorio, en la Clínica, en el Instituto Médico del Sur (donde mi amiga, con obra social y todo, perdió su bebe a punto de nacer por un “descuido” del “profesional” de la salud), en el restaurante, en el súper, en todos lados.

He sabido de gente amiga que por “quejarse” de la mala atención del hospital, solo quejarse, eh?, porque había que ir a las 5 de la mañana para obtener 5 turnos y a las 4 de la mañana, 40 personas ya estaban esperando esos 5 turnos, repito: solo quejarse, no la atienden más en el hospital porque siempre, ¡oh casualidad!, se acaban los turnos o faltan camas, o no llegan los suministros y la pobre mujer tiene que rogar que alguien nuevo entre para que no “la reconozcan” y obtenga un turno. Y obvio que si se enferma, tiene que PAGAR un médico particular para que la atienda…

Somos esclavos de la intolerancia y de que a los “profesionales de la salud” no se les puede cuestionar nada, porque para eso son los médicos y estudiaron.

Nosotros, los pacientes, somos simples mortales rogando por su gracia y sabiduría…

Y lamentablemente, el miedo y la ignorancia de varios, que aceptan sin cuestionar nada por tradición, por acostumbramiento o por el simple hecho de que se supone que el médico “sabe”, hace que aquel que tenga dos dedos de frente y se de cuenta que quizás el “doctor” le está errando como bizco al mate y OSE cuestionar la sabiduría y la omnipotencia del todopoderoso profesional de la salud que se quemó las pestañas estudiando, termine siendo “marcado”, desterrado del reino, y si llega a enfermarse, que se cure solo. Y les puedo asegurar que serán “profesionales”, pero son seres humanos rencorosos y necios.

Una anécdota: Yo estuve UN AÑO internada (2001) sin que me hagan una cirugía de rodilla porque osé decirle al jefe del equipo de cadera que me había dejado de lado y que si no decía que ellos no podían seguir operando la cadera (porque él me lo había dicho en la cara), los de rodilla no podían seguir con la otra parte de mi cuerpo que si se podía operar… Y eso que yo no era “local”, que estaba de paso en el Fernández, pero por osar decir lo que pensaba, fui “castigada” y recién al otro año se me levantó la pena y el Jefe del equipo de rodilla, el genial Buttaro, me operó luego de que el equipo de Cadera diera el Ok. Un año internada donde solo me sacaron un clavo del sacro-ilíaco derecho que ya se estaba saliendo solito porque el cuerpo se regenera y lo que no necesita, lo expulsa - una cirugía que en una semana ya te dan el alta -, yo estuve UN AÑO internada por decir lo que pienso, solo DIJE lo que pensaba, no sé que hubiera sucedido si iniciaba un juicio por abandono de persona al equipo que no daba el ok para que me siguieran operando…

Vuelvo a repetir… Hay que saber elegir las batallas, Gente…

Soldado que huye, sirve para otra guerra dicen.

Y con respecto a mi sobri-retoñito:

¿Hubo mala praxis? Si, la hubo. O al menos se equivocaron y no hicieron bien su trabajo en la 1º cirugía.

¿Pudo haber sucedido una desgracia? Si, pudo haber sucedido.

¿Mi sobrino la pasó mal? Si, la pasó muy mal…

¿Pudieron reconocer el problema y solucionarlo? Si, lo hicieron…

¿Mi hermana aclaró el tema y lo dejó por escrito? Si, lo hizo.

¿Puede volver a suceder? No lo sé…

Lo que le pasó mi sobrino fue horroroso, fue algo que no se lo deseo a nadie.

Pero la verdad es que solo mi hermana y mi sobrino saben por lo que pasaron, y solamente mi hermana sabe que es lo que quiere hacer, hasta donde quiere llegar y cual es la batalla que va a elegir pelear, por mi sobrino y por ella.

Repito, soy solo una observadora y trato de ver todo el panorama, y si bien lo que yo haría sería arremeter y pegar dos gritos, buscar un abogado en la Defensoría del Pueblo y empezar una larga e interminable batalla contra el sistema público de salud, donde repito, terminamos asistiendo toda mi familia cuando nos pasa algo, tengo que evaluar si el golpe que me voy a dar contra semejante “pared” va a servir de algo, o si evito gastar mis energías que las necesito para estar con mi familia y simplemente acepto que todos somos seres humanos, y que si fuéramos perfectos no estaríamos como estamos…

Hay que saber elegir las batallas, y sobre todo, saber que uno puede opinar y decir muchas cosas, pero hasta que no te pasan, hasta que no experimentás en carne propia semejantes experiencias, como es estar en un hospital, sufrir cirugías, ser conejillos de indias, ver a alguien que amás sufrir y querer estar en su lugar, no sabés como vas a reaccionar.

Y conozco a mi hermana, así que sé que no solo sabe elegir las batallas, si no que sabe muy bien como decirte que sos un perfecto inútil y que no servís para nada de manera tal que no te quede la menor duda.

Y eso, los cirujanos y los pediatras del Hospital Zonal de Trelew, les ha quedado más que claro. No les quepa la menor duda…

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