“Tú llevas la cuenta de todas mis angustias y has juntado todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada una de ellas en tu libro”.
Salmo 56:8 (NTV)
Las lagrimas, mas haya de su función biológica, es una herramienta emocional que utilizamos para liberar el dolor, la ira, el sufrimiento y la tristeza, y sí, incluso para celebrar la felicidad. Derramar lágrimas es una función biológica e emocional necesaria que nos permite reparar nuestro cuerpo y nuestra alma. Dios nos ha echo un gran regalo, entonces porque no aceptarlo y crecer más a gusto con nuestras lágrimas, así como las de los demás.
Dependiendo de la cultura en que vivas, las lagrimas son percibidas como una muestra de debilidad o mal comportamiento. Incluso, cuando niñas, nuestros padres o maestros nos tendían a regañar, mientras que extraños y otros niños, se burlaban si nos veían llorar. Es por esta razón, que hay personas que les cuesta trabajo demostrar sus emociones y llorar en publico.
Por ejemplo, en la sociedad anglosajona, las lagrimas lo interpretan como un comportamiento de debilidad. Derramar lagrimas en publico puede indicar una incapacidad para hacer frente a los problemas y demuestra una falta de auto-control. Pero la realidad es, que reprimir las lagrimas es dañino para nuestra salud física y emocional, y nos estamos infligiendo mas dolor.
¿Porque hacemos tanto esfuerzo y gastamos tanta energía para luchar contra las lágrimas? Por que llorar en publico expone nuestra vulnerabilidad, y les causamos molestia y incomodidad a las personas a nuestro alrededor.
¿Por qué es tan difícil combatir las lágrimas? Creo que es porque estamos luchando en contra de nuestros instintos, sentidos y la naturaleza. El cuerpo, en forma natural, busca liberar el peso de la emoción para así poder romper la acumulación de sentimientos y liberarlos.
Cuando negamos el sentimiento, estamos rechazando que existe una emoción, tal como el dolor, el sufrimiento y la felicidad. Dios entiende la razón detrás de nuestras lagrimas, el no se enfada o burla de nosotras. Al contrario, El entiende el porque y la razón de nuestras lagrimas, y es esta la razón, que cuando nos ve adoloridas y sufriendo nos envuelve en sus brazos amorosos para que nos sentamos seguras y así poder revelar lo que hay en nuestro herido y sufrido corazón.
Lo opuesto a llorar cuando estamos adoloridas, es derramar lagrimas de felicidad. En ocasiones de celebración no rechazamos o aguantamos las lagrimas, al contrario, sentimos euforia; por ejemplo cuando vemos nacer a un niño o cuando nos cantan "Happy Birthday" o las mañanitas...
Así que, no oprimes mas tus lagrimas. No luches contra ellas. Deja que tus lagrimas fluyan como un torrencial de lluvia en mayo. Al contrario, darle gracias a Dios por bendecirte con la sensibilidad de poder sentir, de poder llorar, de poder derramar una lagrima...
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