AÑO 2008
05-02-2008
Virgen:
¡Amada!, no se te oculta la crudeza de estos tiempos. Tiempos en los que desconfiáis unos de otros, y con razón, porque el demonio os zarandea, y lo hace bruscamente, de tal forma que la persona que es hoy una ferviente adoradora de Dios, se convierte mañana en adoradora de Satanás. Hija, y esto es así, y Yo te lo digo y os lo transmito para vuestro bien.
¿Y por qué digo esto? Porque quiero, hija mía, que permanezcáis alerta. Y os digo: sin oración y sacrificio no se permanece alerta. Sin oración y sacrificio sois simples marionetas del diablo que, como león rugiente anda buscando a quién devorar.[1]Y sus piezas predilectas son las personas antaño fieles a Dios. Ved que la caída de los más fieles a veces es la más estruendosa. Porque el malo busca cómo hacer mayor mal. Estruendosa, visible, dañina.
Mi protección os viene de vuestra fidelidad. Y os digo, hijos, que si no me sois fieles, Yo no os puedo proteger. Meteos aquí, bajo mi Manto. Pero meteos aquí, no os salgáis por curiosidad, por descanso, por relajación o por pecado. ¡No os salgáis!
02-03-2008
Virgen:
Mira el valor de un alma en Gracia. Un alma en Gracia es como la luz para la oscuridad.
Si entras en una cueva con una potente luz eléctrica y la enciendes de repente, la luz molestará a los pobrecillos que, dormidos, habitan en ella. Algunos, no sabiendo que la luz es la Gracia, arremeterán contra la persona que la lleva, regañándola, incluso con improperios. Otros, pueden pensar mal, aunque no digan nada, ya que se sienten molestados por lo que creen un abuso por parte de esa persona. Una mala educación, una falta de delicadeza. Creen que la persona vino para molestarlos, sin mala intención, pero sólo pensando en sí.
¿Qué haré con estos pobrecillos que duermen? Duermen el sueño de la muerte, y ellos creen que es de la paz y la prosperidad. ¿Les dejaré engañados en su conciencia? ¿Les dejaré morir a la eternidad? Míralos sucios, míralos ciegos… y ellos creen que viven la vida y que su apariencia es buena, magnífica diría Yo. Mira su verdadera apariencia.[2]
Dime, Marga: ¿No tengo que enviar a mis discípulos en medio de ellos?
Cuanto más potente sea tu luz, más les cegará, porque viven en la oscuridad. Pero esa luz, puesta en medio de ellos, puede devolverles la vida. Si se acostumbran a ella, sus ojos podrán volver a ver, y tendrán ocasión de limpiar sus casas y sus vidas.
También pueden rechazarla. No se lo tengas en cuenta. Lo hacen sin mala intención. Es como un animalillo acostumbrado a su jaula, que no quiere vivir al aire libre, porque lo cree peor. Pero un día, pueden volver a pensar en aquella luz que rechazaron, o en aquella libertad que se negaron a aceptar.
Por eso te digo: Ve. Ve a donde Yo quiera enviarte. Y porta tu luz. Ten tu alma en el estado más puro de la Gracia que puedas. Rechazando siempre las tentaciones que te han de venir, sobre todo para presentarte ante ellos como pagana, porque ellos lo son. Con comportamientos, maneras, formas, conversaciones, ropas… que aparentan paganismo, para no ser descubierta y, a lo mejor, linchada por los tuyos.[3] ¿No ves que eso dice poco de ti y eso será lo que nunca les permitirá ver a Dios? Habla de Dios a través de tus formas, tu apariencia. Sé lo que eres por dentro. Manifiesta tu interior. Que si tu interior es Templo y Morada del Espíritu Santo, debe serlo también tu exterior.
Al Espíritu, no le ahogues. Necesita salir y expandirse. Por eso hace morada en vosotros. Se multiplica. Aumenta para darse. Vosotros sois los cauces.
06-03-2008
Jesús:
En este tiempo aparentemente tranquilo, Yo os voy a decir lo que se fragua por dentro: El demonio ha hecho su Tropa. Las hordas caminan manejadas por él, se dan a Satanás, que los domina. Podréis ver mucho odio a vuestro alrededor: odio contra el Papa, odio contra los cristianos, odio contra Cristo. Es un odio irracional. ¿No os dan pena las masas manejadas por él?
Tengo a mi Virgen organizando este otro Ejército. Pero caminan indecisos, con miedo. Quieren ser como bebés que no pueden desprenderse del pecho de su madre. Aunque ya han comido. ¿Ves? Son como esos niños que no se atreven a andar. Es diminuto ejército, pero diminuto en fuerzas, en ánimo. Es pobre, pero en espíritu. ¡Quiero que en ánimo sea valeroso![4] Mi Madre les prepara. Mas ellos no quieren salir, y temen.
Yo necesito profetas en medio de ellos, valerosos, como vosotros. Ardientes en la Caridad. Que el fuego de mi Casa les devora. Yo os doy a vosotros el Poder, los Ánimos. ¡El Poder y la Fuerza vienen de Dios! ¡Tomadlos! Solos, no podéis hacer nada. Bien visto lo tenéis. ¡Venid a ver qué podéis con Cristo!
Mirad, Yo os muestro unos Cielos y una Tierra Nuevos.[5] Hasta aquí es hasta donde tenéis que conducir al Resto. Quiero invadirte con mi Ternura.[6]
¿Cómo puedes ser tan Tierno, Jesús?
¿Es tu Amor el Fuego que va a caer sobre la tierra?
Sí.[9]
¡Ven! ¿Te hace ilusión seguir este camino?
¡Sí!
¡Ven![10]
Os acompaña en la lucha la «muchedumbre inmensa de los santos» Te saludan y te dan ánimo. No sois pocos. Contad todos los Santos, desde que el mundo es mundo. Todos los Ángeles. Que bajan a luchar con vosotros. ¡Invocadles! Están. Os ayudan.
Lo que teme el demonio es la decisión porque se basa en la confianza en Mí.
Confiad, que os rodea la muchedumbre inmensa de todos los Santos y los Ángeles de Dios, María, mi Madre, San José y la Santísima Trinidad. Por eso, Marga, no temas, veas lo que veas. No temas… No temas. ¡Y ámame!
________________________
[1] Cfr. 1 P 5,8.
[2] Realmente esto que me muestra la Virgen, me hace llorar. Primero por su Gran Amor de Madre de Jesús y suya para con ellos. Luego, su preocupación por ellos. Y luego, por la compasión que despiertan. Veo personas echas un buruño, envueltas en mantos oscuros, feos y sucios, que duermen como ahogadas o borrachas, en varias posiciones. Solos, otros juntos, que, a la entrada de otra persona a la cueva, con una luz de foco potente, puesta en lo alto y en medio de ellos, se molestan, les duele a los ojos, ponen cara triste o de alelados, unos insultan, otros se callan.
[3] Puedo tener esa tentación, de vestir como ellos, hablar como ellos, actuar como ellos, ir a la moda.
[4] Él quiere un Ejército con la pobreza, sencillez, humildad, infancia espiritual, pero no miedoso y acongojado.
[5] Avanza andando, y me muestra un paisaje verde muy amplio. En Primavera.
[6] Siento mucho Amor que sale de Jesús.
[7] Y ahora, a continuación, como en tono de confidencia, me dice un Secreto.
[8] Realmente no puede contenerlo. Lo ha estado conteniendo, pero ya no puede. Entonces, de su Pecho sale una explosión de Amor. Es como una onda expansiva de Rayos rojos hacia el mundo. Es Fuego que cae sobre la tierra.
[9] Ahora se pone más serio. Tiene un bastón, mira hacia abajo, meditando, me alarga su mano.
[10] Me lleva a un monte, desde el que vemos la tierra. Damos vueltas sobre nosotros mismos, y abajo se suceden paisajes con personas. En ese momento de la caída del fuego. Confusión. Corren de un lado para otro. Me muestra que va a caer sobre toda la tierra. La tierra y Él, arden. Pero no hace daño a todos. En la tierra hay refugios. Hay gente que ha conducido a otra gente a esos refugios. Jesús está de blanco, y algo azul por los hombros, con los brazos en alto, en un monte. Señor del mundo. Ahora me veo sólo mi cara, estoy sonriendo, feliz. Y enfrente de mí, gente rabiosa, que me mira y como que se consume en rabia, ira. Pero no me pueden hacer nada. Qué curioso. Quisieran matarme, pero no pueden. Es la figura de mucha ira contra mí. Y yo no dejo de sonreír. Ahora desaparecen esos. Le doy la mano a Jesús. Y me la levanta, junto con las suyas. Hay gente que sube ahora hacia arriba del monte donde estamos. Ahora somos Jesús y yo una Eucaristía grande. Más bien, yo soy como el terreno, el abono del terreno donde se asienta la Eucaristía. Y finalmente, veo cómo se va construyendo una Iglesia en ese lugar donde estamos la Eucaristía y yo. Muy grande. Se ponen deprisa los ladrillos de abajo a arriba.
[2] Realmente esto que me muestra la Virgen, me hace llorar. Primero por su Gran Amor de Madre de Jesús y suya para con ellos. Luego, su preocupación por ellos. Y luego, por la compasión que despiertan. Veo personas echas un buruño, envueltas en mantos oscuros, feos y sucios, que duermen como ahogadas o borrachas, en varias posiciones. Solos, otros juntos, que, a la entrada de otra persona a la cueva, con una luz de foco potente, puesta en lo alto y en medio de ellos, se molestan, les duele a los ojos, ponen cara triste o de alelados, unos insultan, otros se callan.
[3] Puedo tener esa tentación, de vestir como ellos, hablar como ellos, actuar como ellos, ir a la moda.
[4] Él quiere un Ejército con la pobreza, sencillez, humildad, infancia espiritual, pero no miedoso y acongojado.
[5] Avanza andando, y me muestra un paisaje verde muy amplio. En Primavera.
[6] Siento mucho Amor que sale de Jesús.
[7] Y ahora, a continuación, como en tono de confidencia, me dice un Secreto.
[8] Realmente no puede contenerlo. Lo ha estado conteniendo, pero ya no puede. Entonces, de su Pecho sale una explosión de Amor. Es como una onda expansiva de Rayos rojos hacia el mundo. Es Fuego que cae sobre la tierra.
[9] Ahora se pone más serio. Tiene un bastón, mira hacia abajo, meditando, me alarga su mano.
[10] Me lleva a un monte, desde el que vemos la tierra. Damos vueltas sobre nosotros mismos, y abajo se suceden paisajes con personas. En ese momento de la caída del fuego. Confusión. Corren de un lado para otro. Me muestra que va a caer sobre toda la tierra. La tierra y Él, arden. Pero no hace daño a todos. En la tierra hay refugios. Hay gente que ha conducido a otra gente a esos refugios. Jesús está de blanco, y algo azul por los hombros, con los brazos en alto, en un monte. Señor del mundo. Ahora me veo sólo mi cara, estoy sonriendo, feliz. Y enfrente de mí, gente rabiosa, que me mira y como que se consume en rabia, ira. Pero no me pueden hacer nada. Qué curioso. Quisieran matarme, pero no pueden. Es la figura de mucha ira contra mí. Y yo no dejo de sonreír. Ahora desaparecen esos. Le doy la mano a Jesús. Y me la levanta, junto con las suyas. Hay gente que sube ahora hacia arriba del monte donde estamos. Ahora somos Jesús y yo una Eucaristía grande. Más bien, yo soy como el terreno, el abono del terreno donde se asienta la Eucaristía. Y finalmente, veo cómo se va construyendo una Iglesia en ese lugar donde estamos la Eucaristía y yo. Muy grande. Se ponen deprisa los ladrillos de abajo a arriba.
Fuente: http://blog.vdcj-tomo-rojo.com/
0 commentaires:
Enregistrer un commentaire