Ayer fue un día “hospitalario”, no solo por el post donde contaba mis días en el Hospital Fernández, si no porque mi sobri-retoñito terminó en la guardia del hospital zonal de Trelew.
Ya el lunes había ido a la pediatra porque se sentía mal, con vómitos y fiebre. Y ayer se levantó con muucho dolor y pensamos que era apendicitis, tenía todos los síntomas, pero no, parece que es una gastroenteritis que se le complica con una bruta bronquitis…
Nah! Todo mal.
My Little Sister toda la tarde en el hospital porque le mandaron hacer unos análisis y radiografías, así que mi enano estuvo de paciente hospitalario en la guardia. Vino un rato a casa, pero después que estuvieron los análisis la doctora lo llamó al cirujano para una interconsulta (parecía apendicitis pero no ¿?¿?), así que vuelta otra vez al hospital….
Menos mal que al final no era el apéndice sino una gastroenteritis y la bronquitis (un simple resfriado terminó en eso, así que ¡ojo!).
Ya está en casa, con fiebre, decaído, sin ganas de comer, hecho un trapito mi cielo…
Menos mal que es un santo… Solo se queja si realmente le duele, si no, se las banca como un duque.
Así que estoy como loca, y ni mencionar a mi hermana, pobre, que de hospitales tiene bastante experiencia ya que estuvo “internada” conmigo desde que tuve el accidente…
Aparte que siempre digo que yo me banco lo que sea, pero ver a los retoños enfermos ¡me pone del tomate!
Menos mal que nuestros retoñitos son fuertes y se recuperan pronto.
Y como siempre, de este tipo de experiencias saco lo bueno.
Yo me banque la casa solita en mi wheelchair, con ayuda de mi Retoñor cuando vino del colegio.
No hay nada que hacer, querer es poder y más vale maña que fuerza.
Pero bueno, ojalá que este día miércoles no sea un día de mierrr… coles, o sea….
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