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adstera

mardi 2 mars 2010

El día nublado me puso romanticona.

Ayer amaneció nubladísimo en Trelew, ya cuando salí el lunes a la noche estaban como laacas las nubes, y a las pruebas me remito:

Facebook - Ivy A Gogo Mi reportereso del feisbuc, ¡ajaja!

Al medio día salió el sol y empezó a sentirse el veranito patagónico pero a eso de las 4 de la tarde ya se nubló otra vez, pero el calor se quedó che!

Bueno, tanto reportereso meteorológico viene porque ayer, mientras estaba limpiando el feisbuc (el otro, no el Ivy a Gogo) de contactos y aplicaciones, leo el estado de un amigo de la adolescencia que conocí cuando me fui de vacaciones a San Juan, allá por el año ‘84, y que me hizo acordar que, en esa época, estaba perdidamente enamorada de él; el me tiraba onda, ¡pero yo era una pibita de 14 años che! ¡Ajajaja! Tenía un par de años más que yo. Aparte ya saben que, a veces, los amores a distancia no funcionan…. ¡A VECES dije che! Este no funcionó, así que…

Pintando con Amor Ahora bien, recordando lo que no fue y pudo haber sido me di cuenta que, a pesar de todo, es un recuerdo bonito el que tengo de ese enamoramiento, un recuerdo que te hace sentir mariposas en la panza y que si bien ese amor no se concretó, me hizo feliz, ya que me dejó el recuerdo de sus visitas a la casa de mi abuela para verme, el recuerdo de las cartas que nos escribimos cuando volví a casa (a más de 3000 km) llenas de un montón de sus “te quiero” escritos al final de esas prolijitas hojas rayadas de cuaderno Arte… (Los de mi época saben que los cuadernos Arte eran de unas hojas inmensas, tipo A4 si no más grandes, así que esas cartas eran largas che! ¡Jaja!)

Ah si si sii, antes nos mandábamos cartas en sobres por correo postal, ¡cómo debe ser! ¡Nada de e-mail, ni chat, ni esas cosas modernas! (Sueno como una vieja de 100 años! ¡Aaajajaja!)

Y si Gente, soy casi un ser humano, y algunas veces me he enamorado perdidamente, y no solo de mi Doctor House, ¡aajaja! ¿Algunas veces dije? ¡Qué díscola fui! Jaja!

Eso sí, en mi familia hubo una que se enamoró de verdad, una sola vez, y murió soltera, fiel a ese amor…

Y como me puse romanticona, me acordé que hace unos años (¡Guau! Puedo decir “unos años” en esto de mencionar posts viejos! Ajajaja!), escribí acerca de mi tía abuela Aurora (si, la misma que me corrió con un balde de agua porque no quería levantarme para ir a inglés, juas!), que murió de cáncer en el ‘80, que fue la que vivió enamorada de su Pedro Oller (así se llamaba el muchacho) hasta el último día de su vida.

Y mi Tía Aurora escribió una carta para su Pedro, que se las copio otra vez, porque ¿la verdad? ¡Es hermosa! Está fechada el 02/12/1951.

Amado:

Escribo para tí esta carta y no la leerás. Son para tí mis quejas y no las oirás nunca porque mi condición de mujer me impide llegar hasta tí y decirte lo que llevo dentro.

¿Por qué debo callar mis sentimientos y beber silenciosamente mis lágrimas día tras días, si con unas cuantas palabras sencillas, salidas del corazón podría conmoverte y hacer que me amaras?

¡Qué mágico privilegio tienen ustedes para hablar, suplicar y muchas veces convencer a la mujer amada! Mientras nosotras tenemos que callar y esperar a que el hombre que amamos venga a nosotras a pedirnos el cariño que ya le hemos entregado.

Y si él nunca nos mira, si nunca llega a comprender nuestro amor, estamos condenadas a guardar nuestro secreto para toda la vida.

Amado, cuánto sufro cuando te miro pasas sin mirarme, cuando sonríes a otras mientras a mí me ignoras. Te amo con ese amor inmenso y verdadero que no espera recompensa, con ese amor sin esperanzas cuya única felicidad es darse sin recibir nada.

¡Qué triste condición la de la mujer que no puede ofrecer su amor con la naturalidad que lo hace el hombre! Y sin embargo, si pudiera hacerlo, si ante la sociedad y ante tí no desmereciera mi dignidad, si me fuera dado suplicarte y ofrecerte mi cariño, no lo haría, porque este cariño mío es mi mejor tesoro y a cambio de él, solamente recibiría cariño, y tal vez, al saber que yo te amo, aún podrías darme solo compasión o amistad y mi amor quedaría humillado, convirtiéndose en un instrumento de tortura para mi alma.

Quizá por eso no he recurrido a las armas femeninas: el coqueteo disimulado y los encuentros casuales. Tengo miedo de que adivines que te quiero y te burles de mi amor. Por eso cuando presiento que vamos a quedar solos huyo de ti poniendo un sutil pretexto. Es que presiento que si llegas a mirar mis ojos, leerás en ellos la ternura infinito que se desborda de mi alma.

Por eso cuando te miro en animada conversación con otra chica me despido precipitadamente, pues tengo temor de que si me miras adivines la rabia incontenible que desencadenan dentro de mí los celos.

Y así vivo mi calvario. Unas veces soñando, otras derramando lágrimas de fuego y otras acallando mi alma para que no deje traslucir las ternezas que la animan.

Si algún día me llegas a amar, todo mi corazón será tuyo.

Si no, mi amor será como los tesoros oculto en el fondo del mar que nadie podrá jamás descubrir.

Aurora.

 

escribiendo

 

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