Promesa cumplida: Habemus wheelchair eléctrica

Si, señoras y señores, lo que me prometieron lo han cumplido. Al menos una de las promesas.  

Pueden leer como comenzó la historia haciendo clic en “Volver a confiar… (2º parte y larguita…)”

Anoche vino el Señor Gobernador Martín Buzzi en persona a entregarme la wheelchair/silla de ruedas eléctrica. Si, así como lo leen.  

Fue una grata sorpresa ver y comprobar que aún siendo el gobernador y teniendo su agenda, se hizo un tiempito y se vino hasta casa. Podría haber mandado tranquilamente a otra persona a hacer la entrega, pero no, él se tomo la molestia de hacerlo en persona.

Realmente fue muy agradable charlar con él y ver que se preocupaba sinceramente por mí y por lo que me había pasado. Veo que tuvo sus informantes porque me preguntaba cosas muy concretas, je je.  

Como les conté por acá, yo había perdido la confianza en los políticos, sobre todo cuando me prometieron algo en concreto (y tengo pruebas) y después no cumplieron, jugando con mi ilusión y con la esperanza de que iba a recibir una silla de ruedas para mejorar mi calidad de vida y al final me quedé esperando… sentada.

Todavía queda una promesa más por cumplir, pero bueno, paciencia, ya recibí lo que necesitaba fundamentalmente para trasladarme que era una silla de ruedas eléctrica. Lo otro… habrá que esperar un poco más. No mucho, tampoco la pavada, je…

Hoy @pixelito, un tuiRer amigo , me escribía:

 

@ivy_1969 @martinbuzzi @gobiernochubut que lindo cruzarse con un politico con palabra!

— Pixelito (@arieljn) octubre 21, 2014

 

Y la verdad que tiene razón. No sólo es muy lindo sino que es reconfortante poder confiar otra vez, poder comprobar que cuando quieren, pueden hacer realidad lo que dicen.

Ojo, que yo vengo luchando desde el 2004 con notas a gobernadores, senadores, intendentes, ministros y a cuánto político tenía a mano. He escrito tantas notas que llegó un momento en que me di cuenta que llevaba gastado en papel y cartuchos de tinta de la impresora como nunca lo había hecho antes. Y lo más triste es que sin tener resultados. Y no pedía un subsidio ni vivir de arriba, no, yo quería (quiero) trabajar, quiero ganar mi sustento diario. El estar en silla de ruedas no me hace una paria ni una inútil. Pareciera que nadie aplica la empatía, y obviamente algunos políticos ni deben saber qué significa empatía.

Bueno, pero después de 10 años, alguien demostró empatía, le contó al gobernador mi caso y todo lo desesperanzador empezó a transformarse en esperanzador y empezaron a verse los resultados, que es lo que verdaderamente importa.

Algunos dirán: “pero bueno, lo que vale es la intención”. No. A veces con la intención no hacemos nada.

 

Sepan que no hay nada más maravilloso que sentirse apreciada y valorada.

Es agradable sentir que a alguien le importo, que alguien se interesó y se interesa por ayudarme.

Por suerte todavía existe gente que se pone en el lugar del otro y que pone su granito de arena para que todo salga como tiene que salir.

Y abro un paréntesis para agradecer a quién realmente dio el empujoncito final (la viene empujando desde el año pasado, sépanlo, jaajaja) y es Lis, la directora de la Escuela Nº 151. Sin ella, sin su perseverancia y su dedicación para que el sueño de la silla de ruedas eléctrica se cumpliera, no hubiera sido posible lograrlo. (No saben las veces que ha contado mi historia a quién quería escucharla, es una genia. ) También tengo que agradecerle a los papás de la Comisión Directiva de la Cooperadora que hasta hicieron una nota para el gobernador pidiendo la silla de ruedas. Justo la iban a entregar el día en que el goberneitor se comprometió a ayudar en la adquisición de mi wheelchair eléctrica. Acá si, lo que valió fue la intención. ¡Jajaja! ¡Gracias a todos!

Y gracias a mi familia que me bancó siempre, sin silla de ruedas eléctrica, así que me “empujaron” a seguir adelante durante estos años.

Sepan que anoche me fui a dormir con una sonrisa de loca mansa en la cara, ajajaja. Y casi que pongo la silla de ruedas al lado de mi cama y duermo con la mano sobre ella como para que nadie me la robe. ¡Jajaja!

 

¡¡Gracias Totales!!

 

 

Acá va foto ilustrativa por ahora. Es el mismo modelo y color, igual.  

 

Imagen de Care Quip Argentina

Aviso que cuando saque fotos decentes (las del celular se ven HORRIBLES. Y bueno, soy paaaabreee… ) las subo.

 

Realmente no quepo en mí de lo feliz que estoy.

Por ahora estoy “asentándola”. Nos estamos conociendo con el Ivy-Móvil. Ah sí, sí, sí, sí… ya tiene nombre. Le iba a poner Benedict Cumberbatch, pero pero me pareció too much. (?)

 

Sepan que manejar una silla de ruedas eléctrica NO es tan fácil como uno ve en la películas.

 

¡Aajajajajaaa!

 

Parezco el personaje de Gasalla, Yolanda.

Sólo a modo ilustrativo pongo el video, no es tan así. (?) Pero ando cerca…  Perdón por el vocabulario de “Sholanda”, je.

 

 

El tema es que yo me llevo mal (siempre lo hice) con el denominado “joystick”, si, ese mismo, parecido al que usan en la “play”.

No sé si es el “shoystick” o soy sho.

En fin. Ando como nena con juguete nuevo. Me cuesta adaptarme. Encima al tener la pierna izquierda en extensión, no es lo mismo doblar con las dos piernas dobladas que con una levantada (la rodilla no se dobla, como la pelota en Bolivia, cuaack! ), para nada. Tengo que practicar, medir distancia, ángulo de giro, guarda con el marco de la puerta (tuc, atropellé el marco de la puerta, ajajaja). La velocidad está en 1 (es hasta 5) porque el ortopedista que me enseñó a manejarla (que me conoce desde el 2002 cuando hacía rehabilitación en el hospital de Trelew) me dijo al ver como manejaba, que si la ponía en 5 terminaba estampillada contra una pared.

¡Jajajajaja!

 

#Confieso que aún en velocidad 1 me he estampillado contra sillas, mesas, marcos de puertas, y el pobre Felipe (mi pastor alemán) se ha salvado porque me ve y sale corriendo, jaaajajaja.

Ok, los dejo porque tengo que practicar con el simulador.

 

 

P.D.

Próxima adquisición una wheelchair como la de la imagen. (?)