Introducción:
En el año 2008, cuando mi Retoñor estaba en 6º grado, último año de la escuela Primaria, como tenía que hacer el viaje de estudio y casi siempre la Cooperadora Escolar colaboraba con algunos de los gastos, se me ocurrió participar para ayudar a recaudar fondos para el viaje de mi pequeño y sus compañeritos. Aclaro que yo, por suerte, con la ayuda de mi familia tenía el dinero de los gastos del viaje para mi Retoñor, así que, básicamente no necesitaba ayuda extra, en este caso de la Cooperadora, como otros niños, compañeritos de mi hijo y chicos del turno tarde.
Aparte que como me la había pasado viajando a Buenos Aires - al Hospital Fernández por causa del accidente - desde que Damián (mi Retoñor) empezó el jardín de infantes (hizo todos los años en la misma escuela), no había tenido la oportunidad de participar en el comunidad escolar como me hubiera gustado, así que pensé en que como era el último año, no me iba a hacer daño cooperar y meterme a la Cooperadora Escolar propiamente dicha.
Así que en Marzo del 2008, en la 1º reunión de cooperadora, ahí estaba la mami del Retoñor, la Ivy, aka Ivana Carina.
Conclusión: Me propusieron como Presidenta (o presidente, whatever!) de la Cooperadora, ¡en wheelchair y todo! ¡Ajajaja! Y obvio que acepté, soy de las que les hace frente a los “desafíos”, amén de que soy leonina, ¡o sea! ¡Jajaja!
Ya pasaron 3 años casi, y hasta fui re electa. (¡Aajajaja! ¡En serio! Este año eran las elecciones donde se renovaban autoridades y todos me propusieron que siguiera, o sea… Jeje.)
El tema recurrente en todos los años es que existe la eterna lucha para conseguir que los padres se involucren, cosa que es una misión titánica, pero la venimos piloteando (espero que no se hunda como el Titánic no más, ¡aja jajá!), pero cuando logramos que se involucren, les confieso que terminamos pensando ¡en que solos estamos mejor! Si, ¡AMBIVALENCIA! ¡Jajá!
¿A que viene esta perorata?
A que el 11 de septiembre es el día del Maestro. Como todos los años, la Cooperadora se encarga de comprar los presentes para los maestros en su día.
Una de las ideas era regalarles una remera con nombre de la maestra o maestro. Cuestan 30 pesos cada remera. ¡Una ganga!
Y como siempre, saltaron “las dueñas del dinero de la cooperadora”. Es una ironía, Gente, el dinero es fruto de los que pagan la cuota de la cooperadora y de aquellos padres que colaboran en los eventos para recaudar fondos que se utilizan en la sala de computación, libros para la Biblioteca, materiales para los chicos, ayuda a chicos que por causa de la condición económica de su familia necesita útiles escolares y todo lo que necesitan para ir a la escuela.
Decía, saltaron un par que pegaron el grito en el cielo por 30 pesos y sugirieron unos chocolates que oscilan entre los 10 y 20 pesos.
Ahora, yo argumenté que los chocolates duran menos que una remera, y que la remera es un recuerdo que lo disfrutaran por mucho más tiempo. Aparte, una remera es un detalle más personal, al fin y al cabo, es un regalo que viene de parte de los chicos, no de la “cooperadora” en sí, ¿se entiende?.
En fin, no se ponían de acuerdo, así que me tomé el tiempo de preguntar por teléfono a todos los padres/madres que conforman la comisión directiva de la Cooperadora (representantes de todos los padres de los 350 alumnos) que eligieran entre los chocolates (y aclaré lo que pienso) y la remera.
Obvio que eligieron los choco… ¡Ajajaja! Nooo, ¡la remera, obvio!
Pero antes me hicieron subir la presión hasta las nubes! ¡Jajaja! ¡Chiste!
Por eso es que digo: Madres de la cooperadora: ¡Hay cada una!
Las chicas de la Cooperadora… ¡Jajá!
Listo, ya me quejé. 
Y si, como dice la canción:
♫♪♫♪ “… hay que sacarlo todo afuera, como la primavera
nadie quiere que adentro algo se muera
hablar mirándose a los ojos
sacar lo que se puede afuera
para que adentro nazcan cosas nuevas.” ♪♫♪♫
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