Está amaneciendo, que paz  refleja tu cara cuando le da la luz, ya es casi la hora de empezar un nuevo día  y la verdad, reconozco que no me gusta madrugar, quizás sea esa la razón por la  que tengo tan mal despertar.
Te agradezco tanto que  cada mañana me regales tu primera mirada, tu sonrisa... y que me  digas,
 
¡buenos días mi  amor!.
 
Me encanta mirarte cuando  preparas el café, te preocupas tanto de lo mío, que se te olvida, y no te  importa que el tuyo se esté quedando frío, siempre piensas antes en mí, que en  ti, siempre,
 
y no sabes cuanto te  quiero!.
 
Necesito ese beso, ese  beso tuyo de ayer, de hoy, de siempre, ese beso que me das cuando me marcho... y  cuando regreso, cuando llego tarde a casa, cansado y con problemas y tú me  recibes con los brazos abiertos, me ayudas, me oyes y sobre todo, me escuchas y  eso alivia mis penas.
 
Hoy desperté abrazado a  ti, me gustó tanto mirarte, tenías los ojos cerrados a la luz y la mente abierta  a los sueños, tu cuerpo completamente desnudo, mis manos parecían tener alas, se  me escapaban, volaban hacía ti, te deseaban y te acariciaban de los pies a la  cabeza, una y otra vez,
 
y no sabes cuanto te  quiero!
 
Hay veces que no nos hacen  falta las palabras para entendernos, nos basta con mirarnos y si por alguna  tontería discutimos..., acabamos encontrándonos donde..., donde más cerca nos  sentimos, más unidos,... nuestra cama.
 
Si nos va bien o mal, yo a  tu lado y tú al mío, juntos..., hundidos como arena y trigo, como agua del mismo  río.
 
Hay quién no entiende ese  amor, hay quien nos da la espalda, que más me da, si tu y yo sabemos, que cuando  nos conocimos, decidimos echar el ancla.
 
Te he sentido tantas veces  cuando a media noche te levantas, me miras y me mimas como si aún fuera un crío,  pareces adivinar que estoy sintiendo frío, y me echas otra manta,  
me gusta como me tratas y me gusta como me amas, eres el mejor regalo que me ha dado la vida,
 
me gusta como me tratas y me gusta como me amas, eres el mejor regalo que me ha dado la vida,
y no sabes cuanto te  quiero!
 
Compartes todas mis cosas,  todo lo que se puede sentir cuando de verdad se ama, en esos momentos de  entrega, tuya y mía, donde solo hay un testigo que nos mira, haya y guarda  nuestra intimidad,... nuestra cama. 















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