Efeméride del día de hoy:
En 1943, a 55 años de su fallecimiento, la Conferencia Interamericana de Educación (integrada por educadores de toda América) se reunió en Panamá y estableció el 11 de septiembre como Día del Maestro:
"Ninguna fecha puede ser más oportuna para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, día en que pasó a la inmortalidad, en el año 1888, Domingo Faustino Sarmiento. Por tanto se declara día del maestro en todo el continente americano el 11 de septiembre."
Y si hablamos de fechas, este maestro de maestros nació setenta y siete años antes, el 15 de febrero de 1811, en la provincia de San Juan, en un humilde hogar, convertido, a los cien años de su nacimiento, en museo histórico.
Hijo de doña Paula Albarracín y de don José Clemente Sarmiento, el deseo de aprender y enseñar se conjugaron en él desde muy joven: aprendió a leer de corrido a los 4 años y empezó la escuela a los cinco en la Escuela de la Patria, de su ciudad natal (1816). A los quince años fundó su primera escuela en San Francisco del Monte de Oro (provincia de San Luis), donde ya se desempeñaba como maestro de un grupo de alumnos que lo superaban en edad.
Este ilustre prócer llegó a ser, desde su multifacética obra, un gran luchador y una de las figuras más importantes de la historia latinoamericana: fue maestro, subteniente de milicias, escritor, periodista, senador, ministro, director general de escuelas, sociólogo, diplomático, gobernador, hasta convertirse en presidente de la Argentina. [Fuente: Efemérides - Sarmiento.]
No seré una maestra egresada del viejo y querido Magisterio (que cuando yo iba a la escuela técnica, "esas" nos querían roban nuestros chicos guapos... Aaaajajajaja!), pero llevo la docencia en el alma.
Desde que era chiquiiita jugaba con mis hermanitos a que yo era la maestra y ellos los alumnos en una escuela inventada en el patio del la casa de mi Abuela, con un pizarrón de verdad, tizas, "pupitres" armados con cajones y ladrillos de asientos, y "cuadernos" de papeles de borrador que mi abuelo nos daba, ya que la familia de mi abuelo materno eran los dueños de una de las primeras librerías e imprentas que habían en San Juan (Argentina)
Y si, Sarmiento nació en San Juan, ¡al igual que yo! ¡Aajajaja!
Me encanta enseñar, ya sea jugar a la payana (juego con cinco piedritas), atarse los cordones de los zapatos, o que racionalización se escribe dos veces con "ce" y "zeta" en el medio y acento en la última o.
Cuando salí con mi título de Técnica Electromecánica y me ofrecieron enseñar lo que había estudiado durante 6 años, acepté enseguida. (Aunque mis padres querían que la nena siguiera estudiando y fuera ingeniera, ¡Jaja!)
Aunque nos "agarremos" de los pelos con mi Retoñor, prefiero mil veces estar sentada a su lado y enseñarle lo que no entiende de matemática o de lo que sea, que cualquier otra cosa. Ya saben que las mamás y los hijos a veces provocamos algunos cortocircuitos cuando tratamos de ser "la maestra", ¡aaajajaja!
Me encanta sentarme con mi Retoñor y con mi sobri-retoñito y ayudarles con las tareas.
Me encanta - amén de que me ayuda económica y mentalmente - tener alumnitos o alumnitas sentados en mi living y que repasemos las tablas, como se escribe las palabras agudas o leer un cuento para mejorar la lectura en voz alta.
Me encanta sentirme útil, y si es enseñando, ¡eso me hace completamente feliz!
Así que feliz día a todas las maestras, y porque no los maestros de nuestros retoños, que a pesar de que los chicos están en otra, tratan de educar y enseñar que casa se escribe con "ese" de sol, o que mamá lleva acento en la última a.
Y sobre todo me gustaría decirles a los papás y a las mamás que recuerden que las maestras están para enseñar a nuestros hijos conocimientos de cultura general, pero que la mayor responsabilidad es nuestra, de los padres, de enseñar y educar a nuestros hijos en la casa, y no pretender que de verdad la escuela se transforme en el 1º hogar. Fui docente por casi 10 años, así que sé de que les hablo.
Yo le digo a mi Retoñor que respete y que preste atención a las maestras, que las cosas que ellas le enseñan son las que van a complementar las cosas que yo le inculco en mi hogar.
Así que:
¡¡Feliz día del Maestro!!
Nada que ver, pero les cuento que el miércoles por la noche entraron al patio de mi casa y me robaron la bicicleta de Retoñor, una máquina de mi papá (acá le decimos amoladora), y unos tarritos con tornillos y cositas de mi papá. Yo pensé que era el gato maldito que venía a romper las bolsas de la basura, ya que Felipe, mi pastor alemán, se puso como loco....
Pero hete aquí que no, que en esos precisos dos o tres minutos que yo pensaba que era el gato maldito, eran los malditos que se robaban las cosas del patio de mi casa.
Menos mal que Felipe (mi perro) duerme en mi habitación que, ¡oh casualidad!, tiene una terrible puerta que va al patio de mi casa.
Menos mal que por los ladridos de Felipe - que imponen respeto -, los malditos habrán pensado dos veces si entraban a casa o no, amén que yo estaba despierta con la luz prendida a punto de subir a la cama para irme a dormir.
Lo más triste que es que yo siempre pensé que era el gato maldito.
Nos enteramos a la mañana, después de que volvimos con my little sister del escribano. Si, ayer firmé la escritura de mi casa, de nuestra casa. Soy la flamante dueña de la planta baja de mi dúplex. ¡Aaajajaja! Gracias a mi Tía Mary, hermana de mi mamá que me ayudó a concretar una de las metas de mi vida: un techo para mi Retoñor. Chau miedo a ser una homeless/sin techo... ¡Aajajaja!
Como puse en mi "feisbuc": una de cal y una de arena.














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