Al principio, hace casi 28 años, sentir "rugir" el patagónico me ponía de mal humor, venía de una provincia en que solo conocía el Zonda que corría de vez en cuando....
Acá el viento es constante. Unos días es una brisa, otros casi que parece un huracán, como hoy. Pero ya me acostumbré a escuchar a mi amado viento patagónico, si, porque cuando no corre, lo extraño...
Y así como el viento "remueve" todo, hoy me levanté temprano y me fui a la escuela de mi sobri-retoñito a cumplir con mi función de Presidenta de la Cooperadora Escolar. [Aunque ya mi hermana me dijo que ni piense en la re elección... Jaja! No es no más...]
Este miércoles estuvo movidito porque mi Retoñor se le dio por empezar "Instrumentos", una especie de Taller de Música que tiene el colegio secundario donde va. Era Coro al principio (¡bien!, pensé yo, pero no...), hasta que el lunes me dijo que quería "Instrumentos" porque le gustaba la guitarra. En fin, mientras le guste, no hay problema.
La cosa es que entraba más temprano, - a las 12, cuando su horario es a las 13 hs -, así que el almuerzo más temprano para él; para mi hermana al rato, porque tenía turno con la ortodoncista de mi sobri-retoñito a las 15; así que entre pitos y flautas, almorzamos con mi papá, solari irigoyen. ["Solari irigoyen" es una expresión que usamos para decir que terminamos solos.]
Terminé de lavar platos, ordenar la cocina y me vine a ver qué publicaba en el blog. Casi siempre escribo a la nochecita, pero el viento me inspiró ahora.
Cuando tuve el accidente mi Retoñor tenía dos añitos y cinco meses, no entendía nada, así que digamos que la experiencia no fue tan traumática porque estuvo bien contenido por su abuelo que me lo cuidó hasta que terminé de viajar a Buenos Aires por las cirugías. Lo bueno es que podía estar en casa un par de meses antes de cada viaje, así que nos disfrutábamos los dos.
Empezó el jardín y yo estuve ese año internada en el Fernández. Fue mi último año. Cuando empezó 1º grado de la escuela Primaria decidí quedarme en casa. Estaba cansada de 21 cirugías, internaciones que duraban un año o más, y de extrañar el viento bajo mis alas.
Así que pude estar en la escuela con mi Retoñor como había planeado. Fui a reuniones de padres, actos escolares, hasta me metí en la Cooperadora Escolar, y eso que solo fui a colaborar y terminé siendo la Presidenta. ¡Jaja! No, no me quejo, ¡pero no se lo deseo ni a mi peor enemigo! ¡Aajajaja! (Negri, por vos no es, ¿eh? ¡MI vocal perfecta! ¡Jaja!)
Ya saben que soy de la idea de que lo importante es el HOY, pero a veces viene bien dar un vistazo al pasado para ver lo que hemos logrado. Y lo más importante para mí es que:
Aunque no hayamos alcanzado la mayoría de nuestras metas, debemos tener en cuenta que lo intentamos y que valió la pena todo lo que pasamos...
Habré planeado ser una madre numerosa, pero con mi Retoñor - el viento bajo mis alas - me siento más que satisfecha, plena y muy feliz.
Y aunque el accidente hizo que mi vida cambiara en "un vuelco", puedo decir que realmente valió la pena pasar por todas esas cirugías, internaciones, dolores y angustias, porque aprendí que lo importante de la vida es amar lo que uno tiene y aceptar lo que a uno le pasa - sea lo que sea -, aunque no lo entendamos, y sobre todo aprendí que en vez de preguntar ¿Por qué...?, lo que debía preguntarme era: ¿Para qué...?
Y les puedo asegurar que encontré muchísimas respuestas a ese ¿Para qué?... ¿La más importante?
Para ver crecer a mi hijo Damián, el Retoñor. Sentada por ahora, pero lo que importa es que acá estoy.
¡Buen Jueves!
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