Hace casi 6 meses, mientras cocinaba arroz con pollo (click con el "maauuss"! jeje!), se me ocurrió empezar a escribir en este blog.
No, los seis meses se (con tilde o sin tilde Ñ.L.B.??, jejeje!) cumplen el 15 de Marzo, pero como soy la dueña del blog, lo festejo cuando quiero... ¡¡Qué tanto!! Aajajajaja!!!
Desde que estoy en my wheelchair, my compu e Internet son los que me hacen sentir que en este mundo uno sentado, puede hacer todas las cosas que se proponga.....
Si, ya sé que hay otras cosas, pero ésta es la que me permite estar en casa con mi retoño y solo gasto en la conexión de Internet y el teléfono.... (que bastante salado está el tema... jajaja!)
Acá soy la reina, no necesito accesos - bueh!, las contraseñas son accesos pero están en mi cabeza! jaja! - , rampas, ni pelear con las viejas que quieren colarse en la caja registradora del súper, ni con los taxistas que no me quieren llevar, ni con los descerebrados que piensan que soy de otro planeta porque se me ocurre salir a pasear por el centro en wheelchair y les "estorbo" su camino; y otras tantas cosas que tengo que vivir por haber pasado a la vereda de los que según, la Real Academia Española, no son "normales" (click con el "maaauus", jeje!)
Una de las cosas que quería hacer con esto de empezar un blog, era compartir lo que se sentía estar en la otra vereda.
Muchas veces pensé en que podía escribir todas las cosas tristes y feas que pasan en la vida de las personas que caminando, terminan en una silla de ruedas.
Pensé en que el mundo tenía que saber lo que es estar en una silla de ruedas, como si eso fuera a cambiar "ipso facto" la manera de pensar de los que caminan y creen que nunca les va a pasar nada....
Soy media revolucionaria y muy polvorita, y no me callo nada de nada, pero me di cuenta que el ataque esta vez, no iba a ser la mejor defensa.
Entonces decidí contar lo que lograba, lo que sentía y lo que me ayudaba a sobrellevar este cambio de status: de caminante a sentante. Ajajjaa! Nooo, no existe esa palabra "sentante", pero rimaba! Jeje!
De cómo una mañana me levanté, metí los bolsos y a mi retoño de 2 años y 5 meses en el auto, y junto con mi mamá emprendimos un viaje a Bariloche a pasar el año nuevo.
Y a las 10 horas estaba media muerta, sin mamá, mi retoño vivo de milagro por haberlo cambiado al auto de mi hermano, y sin posibilidades de ver el año 1999 otra vez.
Pero! Acá estoy, casi 10 años después, con mi no tan retoño a mi lado físicamente, mi mamá, espiritualmente y en mi corazón, y viviendo una vida maravillosa a pesar de pasarme la mayor parte de mis días sentada en una silla de ruedas.
Ahora.... ¿Contar lo negativo me va a cambiar la vida que llevo?
No, para nada.
Porque todo lo negativo que vivo, se transforma en positivo y en experiencia.
Quizás cuente lo que me hace dar rabia por que las personas no sienten empatía hacia mi situación, pero es una manera de descargar esas ondas negativas y ver que la vida sigue su curso, ellos siguen caminando con su mente pequeña y yo sigo transitando la vida con una actitud que sirve para mejorar cada día y enseñar a mi retoño que todo se puede sobrellevar en esta vida, TODO.
Por ahí sonaré melancólica, por ahí solo escriba lo que encuentre en la web.
Mi retoño será el tema principal por ser mi vida, mi luz y el viento bajo mis alas.
Y si bien, como dice el encabezado del blog, quiero contar las anécdotas de mi "nueva vida", habrán historias de mi "vida vieja" que servirán para ilustrar que, si bien el accidente me ayudó a descubrir cosas nuevas, las enseñanzas de mi mamá y de mi papá fueron las que me prepararon para poder enfrentar este desafío que es vivir mi "nueva vida" en wheelchair/silla de ruedas.
Amo a mi retoño con toda mi alma, él es quien merece todo el crédito de que yo esté acá viva, porque de nada hubiera servido lo que hicieron los médicos si yo no hubiera querido vivir.
Amo mi vida, si, aunque suena raro, no?, a pesar de estar supeditada a dos pares de ruedas que me llevan a todos lados.
He logrado cosas sentada que yo nunca pensé realizar.
Y mucho de esas cosas que logré, fueron por que mi familia me apoyó y nunca me trató como "la pobrecita Ivana que está en silla de ruedas" , si no como Ivana Carina, la mami del no tan retoño D. que se ríe, llora, canta, se enoja, sueña con un día pararse aunque sea 2 minutos y mirar a los ojos al no tan retoño de frente, sin que él se tenga que agachar.
Quizás nunca entienda el ¿por qué? de mi nueva vida, pero lo que si estoy aprendiendo cada día, es el para qué estoy en esta tierra.... Y creo que todos ya conocen la respuesta:
Ver crecer a mi no tan retoño D.
¿Qué más puedo pedir?














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