“Si estoy loca es cosa mía.” (Pero no lo estoy, creo… Je.]

 

Mi locura y yo nos entendemos.

No me importa que me juzguen o me tengan lástima, yo estoy muy feliz con mi vida, porque sea buena o mala es MIA, yo no juzgo a nadie, yo vivo mi realidad y en mi mundo loco.

Quizás sea una coraza para evitar que me vuelvan a lastimar. Yo crecí con los daños no con los años, mi mejor venganza es sonreír siempre y mi manera de ganarle al dolor es levantarme con la frente en alto porque el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.

Si estoy loca es cosa mía.

Si, mi locura y yo nos entendemos.  

Hoy revisando las noticias en la página de inicio de mi perfil de Facebook, vi en el muro de mi amiga Gaby una imagen que tenía escrito ese texto y como me encantó, me lo traje.

De paso me dio material para el post, ¡juas!

Digamos que me sentí “identificada” y les cuento, por partes, el porqué.

 “Mi locura y yo nos entendemos”  Y si, cada loco con su tema dicen, ¡ajaja! . Si bien somos normales, la “locura” es eso que a veces nos ayuda a sobrellevar lo que nos pasa. ¿Raro, no? Pero es así.  Lo de locura no es “literal”, no es que tenga desequilibrios emocionales, no… Creo que no (?). ¡Juas!

 “No me importan que me juzguen…” En realidad nunca me importó. Ni antes del accidente ni ahora.

 “… o que me tengan lástima,…” Mmm, ¿que me tengan lástima?, y no, tampoco me importa. Muchos creen que estar en wheelchair/silla de ruedas es algo “terrible”. Hasta algunos han llegado a decirme: Poobreciiitaa… ¿Pobrecita? Pero…, menos mal que soy educada, que lo tomé como de quién venía y que me entró por un oído y me salió por el otro. Pobrecita yo, claro. Eso sí, después me acostumbré (?), ¡ajajaa!  Que piensen y digan lo que quieran, y si me tienen lástima…, ¡pero qué me importa!

 Esta es una de mis partes favoritas:

“…yo estoy muy feliz con mi vida, porque sea buena o mala es MIA…”

Mi vida siempre fue buena. Tuvo sus altibajos, a todos les pasa, pero no me puedo quejar. Aún habiendo sufrido el accidente puedo decir que la mayor parte de mi “nueva vida” sobre ruedas es buena. Si, definitivamente puedo decir que es buena. No, puedo decir que es muy buena a pesar de todo.

Como puse más arriba, muchos piensan que lo que me pasó (el accidente y quedar en silla de ruedas) fue algo malo. ¿Malo? O como dicen a veces “terrible”. El tema es que todo depende del cristal con que se mire. Yo no lo tomo como “terrible” o “malo”. Bueno, al principio si, como conté ayer en una parte de mi post, pero gracias a que tengo el viento bajo mis alas, mi Retoñor, hice (y hago) todo lo posible para adaptarme y acostumbrarme a mi “nueva vida” sobre ruedas. No es fácil, pero vale la pena intentarlo.

 “… yo no juzgo a nadie…” Bueno, casi que no juzgo a nadie.   Y si, a veces lo hago, sobre todo a esos que me estacionan el auto en las rampas de acceso a las veredas, a mi vecinos que han roto sus veredas - y la mía - y no les importa un comino. Juzgo a esos que no se ponen en mi lugar y andan por la vida pensando que a ellos “nunca les va a pasar”. Este, ¿les cuento un secreto? Hubo muchas veces en que yo pensé “a mí nunca me va a pasar”. O sea. Nunca digas nunca.

“… yo vivo mi realidad y en mi mundo loco.”  Así es. Y ojo que antes del accidente vivía mi realidad y en mi mundo loco. La verdad que nunca fui muy “cuerda”, siempre sufrí de “locura” y no temporal, ¡ajaja! Tranquilos que mis sicólogas me dieron el alta así que no se preocupen. (?)

Esto de: “Quizás sea una coraza para evitar que me vuelvan a lastimar…” no aplica. Y si, me han lastimado, no he sido inmune a los desamores ni a las desilusiones de ver que gente que apreciaba hablara mal a mis espaldas y dijeran cosas terribles que no eran ciertas. Pero no necesité (ni necesito) una “coraza” para protegerme porque he sido bendecida, por así decirlo, con un carácter que me ayuda a no dejarme llevar por esas cosas; y mis padres también tuvieron mucho que ver por criarme y enseñarme a que tratara a los demás como me gustaría que me trataran a mí, así que si esas personas que traté bien me trataron mal, no hicieron mella en mi vida. Me dolió, es lógico - soy casi un ser humano - pero ya fue.

 “Yo crecí con los daños no con los años…” Lo mismo que antes, los “daños” no fueron para taanto, solo los físicos, je.  

 “… mi mejor venganza es sonreír siempre…” Ok, sonrío siempre pero no por venganza, sino porque a pesar de todo soy feliz.

 “… y mi manera de ganarle al dolor es levantarme con la frente en alto porque el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.”

Creo que acá hablan del dolor del alma, dolor de cosas que han herido nuestros sentimientos y que nos hacen que decaigamos y andemos cabizbajos. Por suerte no es mi caso, así que tomé otro “dolor”, mi dolor corporal, literalmente, así que tuve eso en cuenta para aplicar esa parte del texto.   Les explico. Después de que sufriera la fractura de pelvis expuesta (con el desgarro correspondiente, o sea…), la fractura expuesta de mis rodillas (las dos, cuando hago algo, lo hago bien, ¡juas!), la fractura del acetábulo izquierdo, la subluxación sacro-ilíaca derecha, la fractura de una costilla derecha, fractura de un dedo de la mano derecha, y escoriaciones por todos lados (por haber salido despedida del auto y caer sobre el asfalto) que me dejaron cicatrices por todos lados, con todo eso que me pasó les puedo asegurar que el dolor es literalmente físico y es inevitable. Me duele hasta el pelo, ¡ajaja! Pero el sufrimiento, el andar dando lástima y con cara de circunstancia, eso si que es opcional.  ¡Ah! Y me olvidaba de lo que no duele pero que tengo que convivir con ello y es el ano contra natura y la incontinencia urinaria. Si gente, ¿o se pensaban que me había quebrado 245 huesos y nada más? No che, como dije antes, si lo hago, lo hago bien. ¡Ajajaa! (Si hacen clic acá, los va a llevar a un Slideshare donde en algunas partes muestran la fractura de pelvis, que es lo que me pasó en el accidente. Impresionables abstenerse ).

Ahora, y para ir terminando, definitivamente lo de “Si estoy loca es cosa mía” , es así, no podemos discutirlo. Estoy loca. (?)

Ajaja!

Por suerte la locura es inofensiva y creo que hasta ahora nadie se dio cuenta, ¿verdad?