Escribo para Usted esta carta en este post que sé que no leerá porque está viajando a Angola, pero al menos me sirve para decir lo que pienso y sacar lo que tengo adentro.
Antes que nada sepa que yo no la voté, pero partamos de la base de que Usted es la Presidente o Presidenta (como más le guste) de todos los argentinos, no solo de los que la votaron.
Aclarado ese punto, sigo con mi carta.
Empezaré contándole algunas cosas para que vea qué me motiva escribir estas líneas.
Esta mañana recibo un correo electrónico de mi hermano que vive en Cipoletti y me cuenta que el domingo sufrió un robo a mano armada y con armas blancas (si, muchas armas blancas porque eran 4 delincuentes a cara descubierta, 4 malnacidos por no poner otra cosa) donde le robaron a él, a mi cuñada y a mi sobrino, TODO menos el auto; TODO, documentos, celulares, anillos, plata, hasta las zapatillas. No me contó si los dejaron desnudos, pero espero que no hayan llegado a ese extremo.
Me pregunto: ¿Fue una sensación de inseguridad o fue un robo a mano armada? ¡Qué buena pregunta! Perdón, a veces hablo sola.
Eso fue el domingo 13 de Mayo de 2012. Yo me enteré hoy 16 de mayo porque mi hermano no quiso preocuparme. Y si, estoy a más de 1000 km y convengamos que mucho no puedo hacer.
Bien, ahora acompáñeme Señora Presidente un poquito al pasado. Le cuento que soy de las que solo recuerda el pasado para aprender de los errores y así no repetirlos, pero solo por hoy voy a recordar un pasado que quiero olvidar, pero que lo traigo a colación para que entienda un poquito más porque le escribo esta carta.
Esto pasó en el año 2009. Ok, convengamos que en este año usted no era Presidenta todavía, era Él el presidente.
Era un 8 de diciembre. A las 3:45 am mi hermana se despierta porque escucha ruidos y cuando mira por la ventana de la habitación de los chicos (mi hijo y mi sobrino) ve que quieren entrar a mi casa dos “personas” que habían saltado el paredón del patio que da a la calle. 
Como nos despertamos y les gritamos que se fueran, empezaron a tirar piedras contra las puertas y ventanas del patio y del frente de casa, si, por todos lados, parecía una guerra. Mi hermana empieza a llamar a la policía. Se suma otra persona y siguen tirando piedras y pateando las puertas y ventanas, logran romper la puerta de entrada, se mete uno que me grita “tengo un fierro y te la voy a dar” y yo me interpongo en su camino sentada en mi silla de ruedas con mi perro al lado y le hago frente al grito de “acá no vas a pasar”. Me tira la bicicleta de mi hijo encima y al ver que no retrocedo, sale. ¿Y qué hace mientras los otros dos seguían tirando piedras y pateando ventanas? Termina de romper la persiana de madera de mi habitación que daba a la calle y se quiere meter. 
Con medio cuerpo adentro manotea la computadora, la impresora y mientras se metía yo iba pegándole con un palo que tengo para levantar las cosas que se me caen, y como seguía pegándole y gritándole que se fuera, se da cuenta que no iba a entrar y logra manotear la base del inalámbrico y se va. Por suerte la policía lo atrapa, a él y a su novia (que era la otra “persona” que se sumó a patear puertas y ventanas). El otro logra escapar con la campera de mi papá que robó cuando entró detrás del que me tiró la bicicleta encima. Pero hete aquí que salen libres a las pocas horas porque… ¡porqué eran menores! Pobrecitos, pobrecito el menor de 17 años (que ya tiene 20 años) Luis Amigorena que todavía sigue viviendo en la esquina de mi casa y que lo conozco desde el año 2000.
He “ilustrado” mi carta/post con algunas imágenes de cómo quedó parte de mi casa el año 2009 cuando a las 3:45 am de un 8 de diciembre, unos menores delincuentes con frondoso prontuario me destrozaron la casa rompiendo a patadas y pedradas puertas y ventanas, entrando y amenazándome que me van a matar y tirándome una bicicleta encima estando yo sentada en silla de ruedas; y después quisieron entrar por la ventana a pesar de que yo le daba palos por la cabeza y las manos mientras intentaba robarse la computadora y la impresora. Esos “menores delincuentes” salieron en libertad a las pocas horas porque eran menores.
¿Eso fue una “sensación de inseguridad”? ¿Tuve la “sensación” de que querían entrar a mi casa para robarme? Y aclaro, no fue la primera vez que quisieron entrar, hubo otras, pero esta vez lo lograron. Y en mi barrio entran a robar a cada rato, hasta el día de hoy. Por suerte pude colocar rejas en puertas, ventanas, y hasta en el techo del patio interno después de levantar más de 3 m. los paredones, así que vivo en una especie de “cárcel”, y hasta ahora no han intentado entrar a robar otra vez. Toco madera. Ah, y si quiere saber lo que pasó, o alguno de sus colaboradores quiere saber como fue el tema, le dejo algunos de mis posts para que lea, ya que acá en mi blog cuento todo.
Eso me pasó a mí en el 2009, y lo que conté al principio a mi hermano que vive en Cipoletti, pero le cuento que tengo otro hermano que vive acá en Trelew y desde hace un par de años le entran a la casa (que tiene rejas) regularmente y le roban todo lo que se pueden llevar: televisor, computadora, máquina de sacar foto, reproductor de DVD, ropa, etc, etc. Y no solo roban, sino que dejan la casa toda revuelta y hecha un desastre. Esas cosas que le roban a mi hermano mientras por suerte toda la familia no está (si, porque ahora hasta eso, uno tiene que “agradecer” que no están en la casa), todas esas cosas él las compró con el fruto de su TRABAJO y el de mi cuñada, no con planes trabajar ni asistencialismo, con TRABAJO honesto. ¿Y para qué trabaja? Para que vengan unos malnacidos, delincuentes, amigos de lo ajeno que no trabajan porque total, van, roban, y consiguen lo que quieren sin importarles nada. Si, parece que mi hermano trabaja para que esos malnacidos entren a su casa y le roben, no solo cosas materiales sino la tranquilidad.
En cada uno de sos hechos que le cuento, hicimos la denuncia a la policía y fuimos interpelados como si nosotros fuéramos los culpables por tener cosas que los delincuentes quieren robarse.
Los que entraron a mi casa tuvieron su “juicio” que, como pasó un año y eran menores, solo recibieron una pena mínima. El “menor” que cumplió 18 años unos meses antes del juicio recibió un año de tratamiento tutelar con seguimiento del Programa de Libertad Asistida. La menor se embarazó al mes que robó mi casa así que la “pobrecita” que pateó y tiró piedras rompiendo puertas y ventanas, hizo trabajo comunitario (que nunca supe si lo cumplió pero ese es otro tema) y listo (?).
Eso sí, esos delincuentes se siguen paseando por frente de mi casa y por el barrio. Ah y siguen robando y haciendo de las suyas.
¿Sensación de inseguridad?
Ahora, después de todo lo expuesto, con todo respeto le pregunto a Usted Señora Presidente Cristina Fernández viuda de Kirchner:
- ¿Le parece que esos robos que sufrimos mis hermanos y yo son una “sensación de inseguridad”?
- ¿Le parece que se puede vivir tranquilo sabiendo que en cualquier momento un par de menores que saben que “entran por una puerta y salen por otra” pueden emborracharse y drogarse y decidir romper puertas y ventanas para entrar y robar?
- ¿Le parece que uno trabaje y consiga tener cosas para que otros que NO trabajan se crean con derecho de llevárselos y algunos porque son menores la ley los “ampare”?
- ¿Le parece que uno salga a la calle y lo primero que le pase es que lo asalten y en el peor de los casos, termine muerto por estos delincuentes que no les importa nada y no tienen miedo a nadie?
Y podría seguir haciéndole miles de preguntas pero sé que no me las va a contestar, así que Señora Presidente de todos los argentinos, me voy despidiendo, y aunque sé que nunca leerá mi carta al menos hice catarsis y saqué lo que tenía atragantado. Ah, y tengo otras cositas más que quiero decirle, pero lo dejo para otra carta que compartiré en otro post que sé que nunca leerá pero me servirá para expresar lo que pienso.
Ojalá que Dios la ilumine como Presidente de todos los que vivimos en la República Argentina, la hayamos votado o no, y logre hacer algo para que no sintamos más esa “sensación de inseguridad” (?), para que podamos dormir tranquilos y andar tranquilos la mayor parte del tiempo. Y si, no pido tranquilidad todo el tiempo porque no soy Naif, ladrones y delincuentes van a existir siempre, pero lo que pido es que se haga algo para evitar que sucedan cosas malas TODOS los días.
Sin otro particular, y habiendo sacado todo fuera como dice la canción, me despido y le mando saludos desde la Patagonia Argentina.
Atentamente:
P/D: Estaría bueno que me pudiera contestar, pero no se preocupe, sé que está muy ocupada, así que me conformo con saber que quizás, tal vez, haya podido leer esta carta en este post de mi blog o al menos alguno le haya contado lo que escribí.
Trelew, 16 de mayo de 2012.
Nota de la autora:
A los que no piensen igual que yo, bárbaro, todos somos libres de decir, escribir y pensar distinto.
Por suerte estamos en democracia y podemos disentir civilizadamente.
Así que espero que actúen en consecuencia y si van a comentar el post y piensan distinto, bien, pero respeten a los que pensamos de otra manera y que ese respeto se vea reflejado en el comentario. Somos grandes. Malas palabras y comentarios ofensivos serán borrados, no censurados, borrados porque se puede pensar diferente y no ser mal educado al decirlo/escribirlo.
A cualquiera le puede pasar ser víctimas de la “sensación de inseguridad”, y aunque sean militantes/seguidores/defensores del partido político que gobierna eso no los hace inmunes, repito, a cualquiera le puede pasar…
Gracias por haber llegado hasta acá. 
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